martes, 8 de noviembre de 2011

La antidemocracia de los debates unilaterales

No deja de ser curioso que los dos principales partidos, dichos democráticos, se presten al teatro de un debate falseado, lleno de papeles, con poca frescura y exceso de naftalina. Dicho de otro modo, los principales bastiones sobre los que debería asentarse nuestra democracia demostraron ser muy partidistas y poco demócratas pues un auténtico partidario del sufragio universal nunca dejaría de lado a sus compañeros de viaje en los 15 días que dura la campaña.

Dicho esto, peor es el papel desarrollado por Televisión Española. El ente público televisivo demostró tener poco de público y si mucho de televisivo. Montó un circo de dos actores dirigidos por un académico con un aparente ambiente de solemnidad. Sin embargo, en un país donde presuntamente somos todos iguales, se demostró una vez más que siguen habiendo ciudadanos de primero o de segunda; o más explícitamente, candidatos de primer orden y de país tercer mundista.

Así pues, las elecciones de la crisis económica, del paro, de los recortes, de... han demostrado, una vez más, que la salud democrática de la joven monarquía parlamentaria en la que vivimos es pésima. Y lo es puesto que se ninguna a los partidos que las encuestas no les dan opción a ser presidentes (entonces mi pregunta es, ¿porqué no hizo un monólogo el señor Rajoy, al que incluso el señor Rubalcaba ya le dio como ganador?), lo es porqué la televisión pública del país se presta a debates de feria, manipulados, controlados, escritos y medio guionizados en el que los púgiles miran más los papeles que los ojos de quien tienen en frente. ¿Se imaginan a Joe Frazier intentando ganar a Muhamad Alí dándole la espalda, sin mirarle a los ojos?

Pasarán unas nuevas elecciones, seguiremos teniendo una ley electoral irrisora y un país de pandereta. Los pueblos (no) libres seguiremos sin poder decidir que queremos hacer con nuestro futuro (algo que por ejemplo yo hago cuando elijo en la lengua en la que escribo) y entrará un gobierno, probablemente de derechas, que con la escusa de la crisis económica aprovechará para gobernar un país de obreros como si fuera de empresarios.

Porqué al fin y al cabo, los ciudadanos tenemos lo que nos merecemos, pues no hay nadie más soberano que nosotros que somos el gran consejo de administración en el que van a convertir este país.



Un detalle del debate; la espalda al público no hay que darla nunca, por muy poco que te importe lo que piensan, digan o hagan los que te están viendo. Cuestión de respeto.

viernes, 4 de noviembre de 2011

El agua de la vida

Una oscuridad nada diurna se cerraba sobre nuestras cabezas. Las nubes oscuras, de un color grisáceo casi negro, prácticamente no dejaban luz sobre la tierra que cubrían. El redoble de los truenos, cada vez más fuertes y próximos; con ecos más prolongados mostraba la cercanía de la tormenta. Como el avance marcial de un ejército de miles de hombres, los estruendos eran la fase previa a los cañones, que esta vez no iban cargados de balas o de bombas y si de rayos acompañados de agua, agua de la vida, tan necesaria en plena sequía.

Unas primeras y grandes gotas de agua fueron el preludio. Como la apertura de una larga sinfonía interpretada tras los tambores y trompetas de la marca militar más impresionante que la naturaleza articula. A aquellas primeras bombas de agua que el cielo dejó caer sobre nuestro, las siguieron un rápido martilleo de ligeras líneas, estiradas por la velocidad con la que descendían. Agua, finalmente. Llamada, esperada y deseada a partes iguales así como odiada y maldecida en su exceso.

Todo evocaba a una rápida salida del terreno abierto, sin embargo, el frescor de aquella agua de la vida nos hizo permanecer inmóviles, observando el cielo y dejándonos embriagar por aquel olor a tierra mojada, a hierba húmeda y como digo aquel olor a vida. El hechizo al que fuimos sometidos nos tuvo largos instantes bajo el foco máximo de tal bombardeo celestial, más en lugar de segar vidas las sumaba.

En casa, con el fuego delante y escuchando llover desde la ventana, reflexionamos pensando que necesarios son dos cosas tan dispares como el agua y el fuego. Dos elementos tan contradictorios y sin embargo básicos para la vida que nos hemos construido. Escuchar el chasquido de la leña quemada y el repique de la lluvia contra la ventana nos hizo sentir vivos, parte del mundo que estábamos contribuyendo a destruir y en definitiva darnos cuenta que por mucho que avancemos, el agua siempre será nuestra fuente de vida.

martes, 25 de octubre de 2011

Un gobierno para dirigirlos a todos; 27 presidentes para una unión

No deja de ser curioso que la historia de la Unión Europea es la historia de la vieja Europa. Pasando por todas las denominaciones que ha pasado no deja de ser un objeto (forma jurídica, entidad política, llámenla X) perfectamente pensado para el beneficio de unos pocos y la supresión de otros muchos. Digamos que, para hacerlo simple, los creadores de la CEE en su momento buscaron un mercado libre para colocar su exceso de producto; ese mercado se convirtió en comunidad y ésa en una broma de Unión política de pandereta, con dualidad de presidentes "electos" y 27 `presidentes inferiores que no dejan de ser quienes dirigen.

Por partes, como decía aquel mítico asesino inglés de hace un par de siglos. El núcleo de la dicha unión y la voz cantante, como se está viendo en estas negociaciones que dan vergüenza ajena, son Alemania y Francia. Curiosamente los dos estados más potentes del Viejo Continente, las dos naciones que en distintas formulaciones históricas (Sacro Imperio Germánico, Francos, Carolingios, Prusianos) han estado presente en todas las fiestas (si se me permite la ironía) que ha vivido la madre Europa. Nadie más que ellos mejoraron su competitividad internacional con el €uro; ningún estado tuvo un mercado más amplio (y digo ninguno pues no había en suelo clásico unidad de producción tan grande como los dos estados factoría) sin ningún tipo de impuesto de entrada de sus productos.

Resumiendo, para no alargarme, no veo razones para que Sarkozy y Merkel debiliten esta alianza anti natura (según nos ha marcado la historia del suelo que pisamos) que les da a sus respectivos países unos réditos económicos y una competitividad en el mercado común que sin la unión no existiría.

Sin embargo, sus antecesores cometieron un error de bulto, pues en este proyecto de Unión que cada vez que se juntan se muestra más desavenida, el crecimiento exponencial de los países a los que colocar excedente de producto sin impuestos ha provocado también un aumento en el número de presidentes que tienen derecho a decidir y vetar decisiones.  Como reza el título, 27 presidentes para gobernar una unión. Como decían las abuelas, no pueden haber dos gallos en el mismo corral, mucho menos en tal solemne cantidad, dejando a la altura del betún a los presidentes de organismos europeos que figuran, cobran, pero ni deciden ni mucho menos gobiernan. Pues la unión de la unión se caracteriza por la desunión de las políticas donde cada estado (con miles de años de tradición) dice y hace la suya.

Mientras tanto, federaciones clásicas se ríen de estos espectáculos. Que si ahora estoy en el €uro, ahora me salgo de la unión, ahora propongo un referéndum para marcharme... ¿Se imaginan un día que Obama tuviera que negociar todo lo que hace con los Gobernadores de los estados que le han cedido las competencias por un fin común? ¿O como si Gobernator se levanta un día y le veta la política exterior a Bush? ¿O Hawai diciendo que se separa de la Unión?

Tantas guerras, tanta miseria y en Europa aún no hemos aprendido nada; en decisiones importantes seguimos siendo los bufones del Mundo. Ya saben, Unión Europea, el lugar donde nadie puede dar lecciones a nadie; el paradigma de estar desunidamente unidos.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Gurús 2.0

La sociedad de la información, según los expertos, que vivimos la podemos contar por sus millones de defectos y por las escasas virtudes que tiene. Una de ellas fue la de poner en red a todo el que disponga de ordenador y línea de teléfono. Los primeros chats, las primeras redes sociales, los blogs, el boom de facebook, twitter...

Esta democratización que ha sufrido la publicidad de las opiniones ha hecho que a los grandes líderes de opinión les hayan salido pequeña competencia. Y digo pequeña, al menos de momento, porqué "solo" cuentan en centenares (algún afortunado en miles) su legión de seguidores.

Sin embargo, pese a no tener ninguna tribuna que les sirva de altavoz logran encandilar a sus seguidores (entre los que me cuento, por supuesto). Su facilidad de palabra (en 140 caracteres), un ácido y directo sentido del humor y sobretodo unas opiniones frescas y sin tapujos les hacen líderes de opinión.

Es espectacular como su cuenta de followers aumenta gracias a los retwitts que les hacemos sus seguidores; puedes o no estar de acuerdo con ellos pero siempre se mojan en sus opiniones y pocos de sus sms te dejan indiferente. Son los nuevos gurús 2.0; aquellos a los que sigues solo por lo que dicen sin saber quienes son, de que trabajan o que hacen con sus vidas.

En la actualidad hay bloggers que han logrado que grandes firmas confíen en sus críticas para desarrollar sus colecciones o nuevas propuestas; no será muy lejano el futuro en que alguien haga lo mismo con estos nuevos gurús. Solo entrañan un riesgo pues son imprevisibles; eso precisamente es lo que los hace grandes, nunca sabes con que twitt te van a sorprender.

jueves, 6 de octubre de 2011

La envidia de Dios

Existe una delgada línea, a la vez que impenetrable, que separa a los hombres de los genios. Sin embargo, existe un abismo entre los que cumplen nuestros deseos y Dios. Supongo que por esto se les tiene envidia. Los genios son capaces de mejorar todo aquello que les rodea y se les acaba recordando con honores aunque su reconocimiento, en algunos casos, puede ser póstumo. Mientras, Dios cada vez es más terrenal, más prescindible y en resumen menos importante a la vez que las personas como Steve Jobs se les acaba elevando a los altares populares no por su condición sino por su trabajo.

Supongo que por eso les tiene envidia. Él con toda su magnificencia no logra ser recordado con la fuerza de los genios humanos; aquellos que sin súper poderes, sin omnipotencia se acaban haciendo un hueco en el imaginario popular por méritos propios y no por divina providencia.

Nunca conocí a Steve Jobs en persona, sin embargo, hoy sé más detalles de su vida de los que tal vez me corresponderían. Y, según cuenta la leyenda, no tuvo una vida fácil rematada por 7 años de larga enfermedad. Supongo que ese es el precio que deben pagar los genios, el precio de la envidia de Dios.

Me he dado cuenta que muchas veces aquellos a los que nos atrevemos a denominar genios acaban sufriendo eso con lo que título este post. Siempre nos quedará saber que hubiera pasado si la vida de Jobs hubiera sido larga (porqué próspera lo fue sin lugar a dudas), o hacia donde habrían ido los Estados Unidos de América con John Fitzgerald Kennedy (ya saben el de "no se pregunte que hace su país por usted, pregúntese que hace usted por su país), o si la vida de Walt Disney no se hubiera sesgado a la edad de la jubilación, si Magic Johnson no hubiera sufrido el SIDA, si no hubieran asesinado al padre de Michael Jordan, si Maradona no hubiera probado la coca...

Podría alargar la lista hasta millares de página pero creo que los ejemplos son más que suficientes. Al fin y al cabo, no se si es que Dios precisa llevarse nuestros genios para que (ahora seguro que será desde un Ipad) le ayuden a construir un mundo mejor o si simplemente se los lleva por la terrible envidia que siente de, con toda su magnificencia, no poder compararse a los logros que ellos, simples mortales, han logrado.

Es por eso que Dios, por favor, deja de un lado la envidia y déjanos a nuestros genios para nosotros que aquí te aseguro que nos hacen mucha falta.

In memoriam Steve Jobs

miércoles, 5 de octubre de 2011

La aristócrata

El paso de los años había hecho mella en su físico: había perdido agilidad, velocidad, reflejos... La vejez se había hecho evidente en aquella mujer que siempre aspiró a vivir en una eterna juventud de fiestas nocturnas y sueños soleados. Aún así, conservaba aquellos andares de antaño tan lascivos y ofensivos como elegantes. El crepúsculo de los días no le había restado ni un ápice de aquella autoridad venida de cuna y perdida en vida. Seguía siendo aristócrata a pesar de que esa palabra fuera ya un simple difuminado de aquella categoría casi celestial que había sido.

Sin embargo, aquella categoría heredada de varias generaciones no dejaba de hacerse notar. Los cabellos, pese a haber abandonado sus tonos dorados y descender hasta la más modesta plata, nunca perdían la compostura por más complicado que fuera el momento, el temblor o la fatiga de quien los lucía. En donde antes se encontraba siempre un caballero erguido y atento, hoy tan solo había un bastón decorado con un baño de oro de mercado que apenas servía para guardar las apariencias de quien había bañado su cuerpo con los mejores elixires que cualquier ser humano podía destilar.

Aquel rostro, con pocos pliegues, escondía gran parte de la edad que procesaba. Pero cierta degradación del paso del tiempo, ni tan siquiera las manos del mejor artista dibujando una nueva identidad con el bisturí podía esconder. Lo que habían sido vestidos de los mejores diseñadores, hoy vivían como clásicas reliquias sin posibilidad de ser modernizadas.

El silencio era lo único que cantaba en una vieja mansión, con tonos más añejos que señoriales, cuando los mejores músicos de cámara habían deleitado allí con las piezas de los grandes clásicos. Los niños habían crecido y sus juegos se habían convertido en empresas; el tiempo en oro y ella en solo un recuerdo de la infancia que nunca les presto la atención que reclamaban para entregar su vida a señores de moral distraída, días cortos y noches eternas.

Su mirada se perdía entre los salones, con más polvo que otra cosa, mientras sus ojos con menos vista de la que le gustaría se encristalaban. El azul intenso que brotaba por encima del blanco y el negro se apagaba por momentos, denotando la soledad de una persona que eligió una vida de presente bañada en vino y rosas y que ahora sucumbía ante la presión de un pasado decadente más las visiones de un futuro bañado entre pobreza y soledad. Un porvenir en el que su condición de aristócrata no era más que el recuerdo de un cuento para niños explicado una noche cualquiera, en cualquier lugar en el que alguien todavía envidiaba esa posición basada en el recuerdo de glorias de tiempos pasados, ya extinguidos.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Sí, quiero ser periodista

Hubo una época, no excesivamente remota pues la profesión es relativamente nueva, en la que hablar de periodismo era hablar de personas con un cierto e importante bagaje cultural; personas respetadas y generalmente admiradas por su talento a la hora de comunicar ya fuese por cualquiera de los medios de los que disponía la época: escrito, oral o visual. Grandes nombres como Lluís Permanyer, Jospeh Pulitzer,  Oriana Falacci, Carles Francino, Santiago Segurola, Carmen de Burgos, Matías Prats, Ramón Besa, Antoni Bassas, Joaquim Maria Puyal, Ana Pastor...figuran en el imaginario popular como personas de prestigio. Y lo eran, ciertamente lo eran (o lo son, puesto que muchos siguen en activo). 

Esta introducción no me hace otra cosa que recordar las palabras de uno de los mejores profesores que he tenido desde que piso las facultades, y ya van unos cuantos años. Joan Manuel Tresseres, en la primera clase que impartía tras sus años como Conseller de Cultura nos dijo textualmente: "sois la creme de la creme de la futura intelectualidad de este país". Y puede ser que los futuros periodistas lo seamos, o mejor dicho deberíamos serlo o intentarlo para, al menos, podernos acercar a los grandes nombres de arriba.

Sin embargo algo ha cambiado. Ser periodista ya no implica prestigio, según como se mire es al contrario un hecho peyorativo. La sobrecomercialización de los medios de comunicación ha destruido el oficio y la profesión de periodista en favor del showman sensacionalista. Primero fueron presentadores guapos y con facilidad de palabra, luego fueron personajes polémicos y en la actualidad cualquier paleto del tres al cuatro tiene su espacio en los medios de comunicación si logra crear cierta audiencia o traer lectores subasteros que se venden al mejor postor, más allá de lo que diga. 

La sociedad actual se ha convertido en la sociedad de los impactos, sean del tipo que sean, en lugar de la sociedad de la información que muchos expertos la quieren denominar. ¿Por qué? Por muchas razones... tal vez nos guste vivir en la ignorancia, puede que cuando utilizamos un medio de comunicación no queramos saber que pasa si no distraernos con la primera tontería que haya... La realidad es que cada vez hay menos periodistas en los medios de comunicación y la calidad de éstos cae en picado.

¿La crisis de la prensa escrita? Cualquier periódico de hoy en día es más conocido por las firmas no periodísticas que articulan que por los propios periodistas, que son su auténtico motor. Tal vez y repito tal vez, parte de la crisis haya que buscarla en la pérdida de calidad estructurada en el panfletismo de muchos periódicos antaño de prestigio y que se lleva al extremo en la prensa política y deportiva. 

Ciertamente, en una sociedad que vende la desinformación, el griterío, el amarillismo y el "yo la tengo más grande que tú" querer ser periodista suena, como mínimo, a utopía. Y cuando hablo de periodista, hablo de PERIODISTA, como los citados más arriba.

Aún así, de vez en cuando, algún oasis en el desierto demuestra que otro futuro es posible y que si deseas algo con todas tus fuerzas, todo el Universo conspira para que lo puedas llevar a cabo (Paulo Coelho, El Alquimista). Es por todo eso que quiero creer que podemos ser como los de arriba y es por eso que pese al desprestigio abrumador que traen a la profesión futuros colegas (futuros pues no soy licenciado) que han vendido su ética y deontología por un puñado de euros digo bien alto y bien claro:

SÍ, QUIERO SER PERIODISTA

viernes, 27 de mayo de 2011

Se acabó el carnaval veneciano

Hay momentos en la vida que son necesarios grandes sacrificios para lograr grandes cosas. Esto, más tarde o más temprano, es lo que acaba pasando a la historia. Las jornadas que estamos viviendo no van a ser una excepción. Siempre se critica que vivimos en una sociedad aborregada, dormida, que hay horchata en lugar de sangre; que los jóvenes ya no son como los de antes y que todo les da igual. Y, a vistas de lo sucedido, la radiografía no puede ser más errónea.

Se ha tocado fondo y la sociedad se ha levantado. En cuanto han tenido un apoyo en donde poner los pies, gente de todas las edades ha sido capaz de levantarse y decir NO. ¿Un poco tarde? Quizá, las elecciones generales fueron hace 4 meses y el poder recayó en "nuevos salvadores de la patria".

Sin embargo han bastado 4 meses para que las caretas se fueran cayendo poco a poco. El carnaval veneciano empezó con bailes de caretas que escondían tijeras y cuchillos que se encargaron de cortar, poco a poco, una sociedad del bienestar de la que se decía que el modelo "estaba agotado". Pero, en lugar de articular un nuevo modelo, es más fácil amputar. Cuando hay una parte del cuerpo que enferma hay dos vías para salvaguardarla; cortarla o tratarla para que se recupere y sea más fuerte. Es obvio que el corta y pega ha sido la medida escogida en lugar de la reformulación; es más fácil cortar que remodelar.

Pero el baile ha sido hoy. Las tijeras fictícias han dejado su lugar a las porras, a los balones de goma y a una serie de policías que, cumpliendo las órdenes de alguien que poco aprecia la especie humana, la democracia, la libertad de expresión y las conquistas de la social democracia han desatado la guerra. Una batalla desigual entre dos grupos, uno armado con porras y el otro con palabras. Uno sentado y el otro pegando. Uno, sin líderes, pidiendo diálogo y el otro, con sus dirigentes escondidos en un montículo dirigiendo las fuerzas como en una partida de Risk.

En definitiva, el carnaval veneciano acabó sin caretas, con un baile en que la sangre estuvo presente sin que nadie la hubiera invitado. Un baile que dejó la sociedad viendo quien puso en su dirección hace cuatro meses para los próximos cuatro años. Un baile que invita a la reflexión acerca de si este es el futuro que queremos.

Yo, desde luego, no. No quiero unos dirigentes que camuflan sus miedos de desalojo entre limpiezas y finales de Champions. Que no van de cara; que te saludan con una mano y firman la orden de carga con la otra. Esta no es mi sociedad, no es la que "des del campanar del meu poble es veu el del veí".

miércoles, 11 de mayo de 2011

Liderazgo

Siempre se suele hablar de la importancia de la fuerza de los colectivos. Que grandes masas de personas sean capaces de movilizarse para lograr grandes cosas. Es indudable que la fuerza de las masas, a lo largo de la historia de la humanidad, y desde la consecución social de los mecanismos de comunicación de masas se han convertido en ejes de cualquier vertebración histórica, más allá del color de la misma.

Sin embargo, en todo gran colectivo siempre hay quien se erige como líder. En gran mediada, la capacidad de tal persona, o tal grupo reducido acaba siendo capital en la consecución de los objetivos finales del colectivo. La fuerza, empaque, decisión y firmeza de unos pocos para llevar al éxito final a un todo. O más fácilmente dicho, el liderazgo.

Un líder siempre debe mirar al frente, pues en el horizonte de la convergencia de tierra, cielo y océano es donde se encuentra el límite de lo que él, para su grupo, puede hacer. Y debe mirar ahí pues esa convergencia le recordará para siempre que, para alcanzar el cielo, uno no debe nunca olvidar que tiene los pies en el suelo o corre el riesgo de ahogarse en un mar de poder.

Aunque muchas veces, los propios líderes, acaban confundiendo sus funciones, pues el liderazgo ya sea logrado con trabajo o elevado por popularidad, les acaba llevando a creerse con fuerzas y derechos a todo. Cuando el líder empieza a hacer converger los intereses personales por encima de los grupales es cuando lo básico en él, el colectivo que tiene la obligación de guiar, acaba siendo secundario. Empieza el principio de su fin. La Historia está llena de casos de grandes líderes cegados de poder, cuyo trágico final es directamente proporcional a su vanagloriosa llegada a la poltrona.

lunes, 2 de mayo de 2011

El valor de las ideas

2 de mayo de 2011. Será uno de esos días que, dentro de poco, saldrán en negrita en los libros de historia de los Estados Unidos de América y probablemente, en parte de la Europa Occidental. Ha muerto Osama Bin Laden, el cerebro de los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York allá por el 11 de septiembre del 2001. Pero también ha muerto un ex aliado americano, encargado de resistir la invasión soviética en Afganistán con fondos reservados del Pentágono. Como siempre, las dos caras de una misma moneda.

Ante un hecho de tal magnitud, o no, quiero sacar mis propias conclusiones:

Han pasado casi diez años de los atentados en Nueva York, habiendo ataques posteriores como los de Madrid y Londres, aunque sin llegar a ser tan devastadores, por suerte. Hoy hace casi diez años que Al Qaeda se quitó la máscara y se mostró al mundo como una organización capaz de sorprender y golpear en el corazón; dos puntos clave, que relato en mi anterior texto su importancia.

Tal vez, hace diez años, en la guerra económica encubierta en Afganistán (oléoductos que van a la India y atraviesan el país y esas cosas) hubiera servido la muerte de Bin Laden. Sin embargo, diez años después, su mensaje ha calado en lo largo y ancho del mundo. A día de hoy, Osama Bin Laden puede ser que fuera solo una imagen, un tótem, pero no un sujeto activo. Es muy posible que el relevo en la cúpula estuviera ya hecho y que la muerte del padre espiritual sea inútil. 

Y puede ser que sea inútil porqué durante los últimos diez años, desde distintos altavoces y con toda la eficiencia de Internet, Bin Laden ha podido difundir su mensaje. Su sacrificio puede no ser sinó una cortina de humo para que sus herederos sigan trabajando su idea. 

En cierto modo, es como la batalla de las Termópilas. 300 espartanos resistieron y mataron a 25.000 persas antes de ser abatidos. Sin embargo, la idea, el orgullo de sentirse espartano caló muy hondo en la población. Leonidas dio su vida por su idea y sus herederos frenaron, tiempo después el avance del Imperio Persa, encabezado por Jerjes. El Rey persa sacrificó su vida por un ideal mayor, ganar la Guerra. 

Al fin y al cabo, los hombres pueden morir sin embargo el legado de sus ideas, si calan en una sociedad perdura por los siglos de los siglos. Solo así se entiende que hoy en día se sigan estudiando a los clásicos que dejaron sus obras escritas hace milenios. El poder de las ideas no entiende el paso del tiempo.

viernes, 29 de abril de 2011

Sorpresas

Los grandes estrategas militares siempre solían decir dos cosas básicas: La primera de ellas era que "quien golpea primero es como si golpeara dos veces" y la segunda que "para derribar el más grande imperio deberías golpearle de lleno en el corazón". No les falta razón, pero yo creo que eso es extrapolable a todos los conceptos de la vida. Si tú logras sorprender, siempre tienes una parte del camino hecha de antemano.

Es por eso que hay momentos en la vida que debes intentar ser refrescante por tu originalidad, si es que a la práctica esa conjunción de palabras son posibles. Por ejemplo, puedes intentar seducir la chica que te gusta siendo el más típico de los típicos con un "¿estudias o trabajas?" o te puedes quedar con ella con un"¿eres de facebook o de twitter?" Vale, lo acepto el ejemplo que acabo de poner es cutre y probablemente la chica se reirá en tu cara, pero es posible que la sorprendas y después de burlarse de tus nefastas tácticas de ligue te habrá una puerta para entablar conversación. Ya lo decían los piratas informáticos de "Hackers" cuando más duro sea el rival, busca la puerta de atrás para entrar. Quien dice ligando, dice en una entrevista de trabajo.

Aunque, el factor sorpresa lleva una gran dosis asociada de factor riesgo. Lo decía mi añorado Andrés Montes “debes vivir permanentemente bordeando el ridículo sin llegar nunca a caer en él”. Saber escapar del radar que te puede derribar de esta delgada frontera es lo que hará que tengas éxito y triunfes/seas contratado o simplemente que acabes siendo “alguien con el que coincidí alguna vez” o lo que es peor “si no te llamo nunca es que no me interesas”.

Llegados a este punto del partido, no puedo más que decir que hay que ser sorpresivos, más la primera norma que hay que aplicar es conocer el terreno, pues una sorpresa mal confabulada acaba siendo peor que ser normal y corriente. Vive y deja vivir; sorpréndete y nunca dejes de sorprender para no perder nunca las ganas de soñar.

lunes, 25 de abril de 2011

¿Son rosas? No, (te) ¡sonrojas!

En la vida siempre acabas recordando esos días que hacen que el trayecto merezca la pena. Esos momentos en que haces cosas distintas, aquellas que nunca habrías imaginado y finalmente las haces. Y lo que es mejor, te diviertes haciéndolas. Sacas parte de aquellos sueños de infancia y juegas a ser quien no eres, o tal vez juegas a ser alguien que te gustaría haber sido.

La princesa, Sant Jordi i els camperols
El pasado sábado viví uno de esos momentos. Una regresión al pasado en la que me enfunde un traje, más artesanal y más para salir del paso que otra cosa, mezcla de caballero templario y el santo del día, Sant Jordi. Me siento orgulloso del diseño pues uno es un desastre con los trabajos manuales y acabó saliendo un traje más o menos creíble. Y lo digo porqué los niños que pasaban si que se creían mi personaje. ¿Tendré cara de santo? Seguro que no. Lo más gracioso, cuando una señora me dijo que era Sant Jaume.

Como digo siempre, me es más fácil interpretar un personaje que ser uno mismo. Me gustó el hecho de que los viandantes se quisieran hacer fotos conmigo. O lo mejor, que me hiciera fotos desde lejos por miedo que les cobrara si se acercaban. Mira que hubiese sido una buena opción. Entre todas las fotos hubo dos que fueron dignas de explicar; la primera de la mañana y la primera de la tarde.  Una chica paseaba con su novio y se detuvo para decirle que se quería hacer una foto conmigo (vi peligrar mi integridad física aunque al final hasta el chico sonrió) y aproveché para venderle un punto de libro :D La segunda fue cuando unas turístas inglesas me contaron en su lengua madre que era el patrón de Inglaterra y yo, sin entender nada, les dijo que ok que si querían una foto. Los gestos acaban siendo internacionales y más si ellas entendían el castellano como así era.

Sin lugar a dudas, lo mejor del día, de pasar ese día, fue la compañía de todas esas personas, de esos 6 magníficos que aguantaron el día estoicamente en el número 22 del Passeig de Gràcia. Cada cual en su papel, cada uno de ellos sacando lo mejor de si, creando un personaje para ocultar la vergüenza que teníamos. Rezando al Dios o al santo que más nos gustara para que no lloviera y saliera el Sol, maldiciendo por momentos quien nos mandaba meternos en tal empresa y acabando diciéndole al Santo que el año que viene volviera a coger la máquina del tiempo para estar con nosotros.

Rosas, libros, que no son rosas son rojas y nosotros que nos sonrojamos para acabar pasando un Sant Jordi diferente, demostrando que una vez más todos juntos somos capaces de sacar cosas divertidas y bonitas hacia delante. Nos faltaron nuestros insulares, que ellos si disfrutaron del Sol estas vacaciones.

Feliç dia de Sant Jordi

martes, 19 de abril de 2011

Perseverancia

Perseverancia: Seguir un plan de acción preestablecido a pesar de los problemas, las dificultades, o el desánimo colectivo.

Creo que nunca me había detenido en esta definición hasta el día de hoy. Cuando te embarcas en cualquier proyecto, el positivismo que te transmite el nuevo camino siempre logra minimizar los impactos negativos de los tropiezos. Hablando en términos marítimos, el casco siempre es capaz de resistir los cañonazos recibidos des de naves ajenas e incluso devolverlos con fuerza renovada.

Pero, ¿Qué ocurre cuando decides no devolver los disparos? Ahí es donde entra la perseverancia. Girando un poco la tortilla, vendría a ser una teoría algo inversa a la Ley de Murphy; aquella que dice que si todo puede salir mal acaba saliendo peor.

Llegados a este punto, en que decides avanzar recibiendo tortazos sin tener la intención de devolverlos, te preguntas ¿hasta cuando? Y en este caso la respuesta es obvia: Hasta el infinito y más allá (que diría Buzzlight).

Puedo decir que he llegado a ese punto, ese grado de locura capaz de encajar sin responder, de poner la otra mejilla y la misma sonrisa o dicho de otro modo, de perseverar en el intento de mis sueños más terrenales que me llevan, recogiendo parte del texto anterior, a una serie de puntos de ruptura que estoy encantado de jugar.

Recogiendo el testimonio de uno de los grandes, Oscar Wilde, que decía algo así como “quien te quiere es esa persona que comprende tu pasado y cree en tu futuro”, debo decir que las decisiones tomadas en un pasado me han llevado a esta encrucijada, cuyo camino escogido es de un incierto futuro más el riesgo que entraña solo es comparable a la satisfacción de recorrer tal senda desconocida.

Es por eso que, pase lo que pase, he decidido ser perseverante con un plan de acción fijado desde la calma y la racionalidad, pero pensando en los momentos de alta tensión y emoción, pues como me gusta decir las antitesis acaban siendo las dos caras de la misma moneda que supone ser uno mismo.

Para cambiar el futuro hay que aprender del pasado y aplicarlo en el presente. Hay que saber por que se luchó ayer, para ganar hoy y ser mejor mañana ya que no puedes saber a donde vas sin saber de donde vienes.

jueves, 7 de abril de 2011

Punto de ruptura

Llegan momentos en la vida que uno piensa en lo que ha hecho, en lo que está haciendo y tal vez en lo que sea más importante, en lo que queda por hacer. Siempre llega un momento en que cada decisión que tomes acaba siendo un punto de ruptura. Un punto en el que cada avance acaba significando un cambio significativo.

Siempre acaba siendo difícil darte cuenta de estos puntos de ruptura antes que pasen, e incluso, cuando estás de lleno en ellos. Sin embargo, sus consecuencias se acaban reflejando al cabo del tiempo, cuando la ruptura correspondiente es inevitable y el devenir del tiempo te ha llevado a un punto de no retorno.

Se suele pensar que la mejor manera de no entrar en este espiral continuo de puntos de ruptura es no tomar decisiones y, simplemente, dejarte llevar por el corriente del río de la vida. Pero, al fin y al cabo, dejarte llevar acaba siendo una manera de tomar una decisión, y se decide no hacer nada. Rompes con la facultad de decidir y eliges dejarte llevar.

Todos estamos obligados a entrar a jugar al juego de la vida, pues son nuestros padres quienes deciden lanzar los dados por primera vez, y arrancan nuestros motores; pero una vez en el circuito es cuestión personal saber cuando hay que cambiar de marcha, acelerar, frenar o dar un paso al frente.

Hay veces que avanzas sin tener claro a lo que te lanzas, pero en que sabes que ha llegado tu punto de ruptura. Una vez estás en esa situación, no queda más que seguir hacia delante sabiendo y aprendiendo de lo que te queda atrás, con la vista al frente y luchando por lo que crees, por lo que debes o por lo que has de hacer a partir de ese momento.

Una vez en este espiral solo queda luchar, trabajar y aguantar hasta que tu vida te lleve a una nueva encrucijada, de 4 caminos, hasta el nuevo punto de ruptura.

jueves, 24 de marzo de 2011

La vida es cruel, la muerte traidora

Yo soy (o mejor dicho era) como Andrés Montes y me creía esa mítica frase de “la vida puede ser maravillosa”, pero demasiadas veces ella misma se encarga de recordarnos la coletilla de “no quiere decir que lo sea”.

Hoy, si interesa mi opinión, y como me estáis leyendo doy por sentado que sí, pienso que la vida es cruel. Es el mecanismo más cruel jamás montado capaz de darte todo y quitártelo a una velocidad de vértigo y ríete tú de la velocidad de la luz.

El último episodio al respecto me tocó vivirlo esta mañana. La vida volvió a ser cruel, una vez más. Nos hizo creer que la recuperación de una persona querida era posible, que el bache estaba ya superado, que los primeros rayos de Sol de la primavera habían hecho florecer la vida en ella a cual almendro florece con los últimos vestigios del invierno. Pero como decía, la vida fue cruel y sólo fue un espejismo. Porqué como una helada tardía nos arrebató su vida de las manos cuando más aferrada en nosotros la teníamos, o creíamos tenerla.

Y eso lo hizo la muerte. Porqué la muerte no es cruel, es traidora. Lo es precisamente por su incapacidad de venir de frente, aprovechando los momentos en que baja la tensión para atacar por la espalda y robarnos lo más preciado que tenemos, nuestra vida. Lo hace de noche y cuando dormimos, con nocturnidad y alevosía que diría la policía. Como una helada tardía que hace caer en el olvido las flores blancas del almendro, la muerte llega sin hacer ruido causa sus estragos y se va con su botín.

Es por esto que la vida es cruel y la muerte es traidora. Para mi hoy la vida es menos maravillosa de lo que era hace unas horas. En estos momentos, en que ya nada se puede hacer, en que todo esfuerzo es en vano, tan sólo quiero honrar tu memoria, la de una persona de las de antes, con una fuerza vital que era envidiable y una voluntad de hierro haciendo gala que las personas de antes eran de otra pasta. Y yo, para ello, te escribo estas letras para que estés donde estés sepas que te acabas de ir y ya te estamos echando de menos. Sólo espero que los ángeles le hayan dado un buen trayecto, porqué si existe aquello que llaman cielo, seguro tiene un lugar privilegiado en él.

lunes, 21 de marzo de 2011

Perdóname si te llamo amor...

Hubo una época, que se suele recordar con más o menos grandeza, en que el gran mercado europeo era de princesas. Si si, de princesas. Los estados se hacían grandes y lograban tratados de paz en tanto que podían colocar a sus princesas en la corte del eterno rival. Y aun así, todo el mundo decía que era fácil ser princesa; y nos suelen presentar historias de esa época como paradigmas del amor y de como el amor lo acababa pudiendo todo. Supongo que de esa época viene la célebre frase de... “hay que sacrificar a la reina por el bien del reino”. Mientras el trono no peligrase, los hombres reyes, más que reyes de los hombres, enviaban a sus princesas donde hiciera falta, con billete de ida.

Han pasado los siglos y los reyes se han convertido muchas veces en meros miembros decorativos de sociedades modernas que no quieren olvidarse de parte de su pasado, de parte de sus tradiciones, de parte de aquellas familias que un día fueron sus rectores. Pero, ¡ya se casan por amor! La divina providencia ya no es sólo de sangre azul. Es por eso, que las princesas, muchas veces, ya no llevan corona, ni viven en un palacio ni tienen todos los lujos de antaño.

De estas nuevas princesas quiero hablar. Ya sabéis, de la que te cruzas en la calle y te giras, de la que cada mañana ves en la mesa de enfrente del bar, de la que comparte cada día el transporte público contigo... de las que consiguen que te olvides de todo lo demás cuando te miran a los ojos. Creo que todos, como mínimo, hemos tenido una de éstas en nuestra vida y como suele suceder, acabas teniendo una princesa por cada momento de la vida que atraviesas. Es un extraño paradigma, crecemos, nos hacemos grandes, supuestamente maduramos y variamos el entorno que nos rodea.

¿Pero os habéis preguntado porqué siempre acabamos utilizando las mismas palabras? Cielo, cariño, princesa, reina... Un abanico de tópicos extremadamente grande para acabar refiriendote a aquella persona tan importante para ti, para ese momento de tu vida. ¿No se merecería algo más de originalidad? Las princesas de la Edad Media, lo eran de cargo y por eso se las llamaba así, pero para la princesa de tu vida, sería interesante encontrar un término que no hayas utilizado antes para tantas otras chicas como te hayas llevado a la cama.

Y me sigo preguntando, si tan especial es para ti, si tan importante es para tu vida, si tan vital es como el aire que respirás... ¿porqué la llamas como a todas las demás? Solo me falta añadir, perdóname si te llamo amor... O si te prometo el cielo, porqué ese lugar está muy y muy lejos...

Porqué como iba diciendo al inicio, las princesas antes lo eran de cuna y solían ser aquellas chicas de cabellos relucientes, cual color como el oro, cuya caída acababa pareciendo auténticas cascadas de ese preciado metal. De mirada fría, pero pocas veces distante. Siendo valiosa, muchas veces más por lo que no contaba que por lo que realmente decía. Redondeando la estructura establecida hasta aquí con rostro angelical esculpido por algún dios mejor, que dominaba el noble arte de la escultura. Como de cuento de hadas, como si nunca llegaran a existir en nuestra realidad...

martes, 15 de marzo de 2011

¡Hola sociedad! ¿Hay alguien?

Cuando te sientas solo en un bar, y entre las paradojas de tus pensamientos no paras de recibir gritos y chillidos de las otras mesas, te acabas dando cuenta de que en la mayoría de ellas, siempre, y digo siempre suele haber un mono tema. Una charla que se repite más allá de las edades, de que sea café solo, cortado o con leche y por encima de las clases sociales. Lo habla el pobre, lo habla el rico; distinta forma, mismo contenido. Lo mismo en un gimnasio, cuando en los vestuarios las charlas banales se acaban moviendo en los principales temas de interés general. El no tengo nada que decir, pero digo algo se impone a los silencios.

Siempre me preguntaré hasta que punto puede llegar la hipocresía humana. Y me cuestiono esto, varios días después de el tsunami y correspondiente torrente informativo de los hechos ocurridos en Japón. Parece ser, que a todo el mundo le preocupa ahora lo que sucede en el extremo oriente, como hace unos meses pasó con Chile, más de un año con Haití, hace varios con Nueva Orleans y el Katrina, o años antes con el Tsunami que arrasó las paradisíacas islas del sud-este asiático.

Mi indignación radica cada vez que abro internet, y ves con asomo lo que son las palabras más buscadas, las imágenes más vistas o como se pone de moda ahora el Twitter, viendo que palabras son Trending Toppic o como se escriba. Además, famosos de medio pelo se manifiestan ofreciéndose en campañas más o menos publicitarias de ayuda, que en el fondo acaban siendo medios de auto promoción y reclaman dinero a través de unos mecanismos de los cuales siempre es difícil lograr adivinar que parte se quedan los estados, que parte se quedan los organizadores y que parte llega finalmente a las víctimas.

Y sigo indignado, pues todo el mundo lamenta profundamente lo que ocurre en Japón, las víctimas y todas las desgracias humanas y materiales ocurridas, pero ¿quien está dispuesto a dejar una coma de su bienestar para enviar ayuda a Japón de la manera que sea? Nos da pena, sentimos lástima, compasión, pero tampoco vamos a hacer nada al respecto "pues lo que haga yo no va a servir para nada". Y entre este pensamiento individualista del ser humano, egoísta por naturaleza, resulta que nos llegan imágenes del país nipón, con sus ciudadanos aceptando los cortes de luz, organizando colas largas y perfectamente ordenadas sin disturbios para comprar comida y, lo más fuerte de todo, yendo a pagar sus impuestos religiosamente como el calendario fiscal de la isla marca. Mientras, aquí, en el otro lado del mundo nos llenamos la boca con lamentos y suplicas pero no nos movilizamos, ni por Japón, ni por nada; y me incluyo yo el primero que soy egoísta.

Hoy llueve, y no lo hace al gusto de todos, pero a mi me sigue encantando el olor a hierba mojada, por más que me joda mojarme y sobretodo, por que en Lleida como en tantas otras zonas agrícolas este agua si es agua bendita.

viernes, 11 de marzo de 2011

La culpa fue del photoshop




Cuando abres una revista, siempre tienes que preguntarte cuanta realidad hay en las imágenes que ves y cuanto es mérito del informático de turno que domina el photoshop como nadie. Cada vez más ese dominio aflora en todos los dominios de internet y a veces, cuando te encuentras algo que rebasa el efecto del tratamiento de imágenes, te sorprende.


Entre ese mar de situaciones medio falseadas, de vez en cuando suele aflorar algún pequeño velero que da lustre a ese entremado. Un reflejo un espejo, una imagen tomada con el móvil y una naturalidad espectacular se contraponían con mares de fotos retocadas.

Esa sonrisa que se pegaba a quien la miraba era real, natural como la vida misma. Sus azahares relucían reflejados en ese espejo que parecía proyectar una silueta digna de cuento de hadas. Los ojos transmitían alegría, sin dudarlo y su color era real, real una frase que cada dos por tres resulta más complicada pronunciar.

El pelo se le deslizaba por encima de los hombros, cayendo libre sobre su cuerpo, ataviado con una camiseta blanca sin mangas que hacía resaltar ligeramente el tono de su piel. Entre una cosa y la otra, una silueta escultura hacía presagiar una belleza digna de admirar, de esas que siempre te quedas con ganas de saber un poco más. Pero antes de saber más, no podía irme sin ver otra vez esa sonrisa, suave, perfilada y enamoradiza para quien tuviera la suerte de detener sus ojos.



Basado en Sandra Falga
Pero ese proceso, el de saber más, se quedaba a un simple clic, que mostraba la otra cara de esa naturalidad. Y digo la otra cara de la manera más literal posible. Un instante de verano, retenido en un rectángulo alumbrado por un sol de justicia y adornado con la brisa marina de ese mediodía. El vaibén provocado hacia ondear los cabellos, rizados, dejando a la vista y reflejado sobre el agua esa silueta posterior. Una imagen en cuya anatomía parecía haberse basado en principios geométricos dando lugar a un encuadre simplemente perfecto.



La suerte de no ser tocada por el photoshop y demostrar ser real, es uno de esos pocos placeres de la vida que a día de hoy se pueden disfrutar sólo con los ojos. Así que, una vez apagado el ordenador y ver la realidad tal cual, sólo puedo deciros una cosa, ¡Bienvenidos al Mundo Real!



miércoles, 9 de marzo de 2011

Te quiero, te odio

Has sido lo más importante de mi vida, podría decir que desde mi nacimiento no he logrado separarme ni un solo momento de ti. Ahora, con unos años más tengo claro que todo lo que ha movido mi vida ha sido gracias, o por culpa de tú dualidad. De este ir y venir de Doctor Jekyll o Mister Hyde que impera en ti, o mejor dicho...

Fuiste el principal causante de todas mis decisiones a lo largo de estos años. No sé si las tomaba por que te adoraba o porqué te temía, el caso es que influías un poco en todas ellas. Un poco como Gollum y Smeagol en El Señor de los Anillos, me abstraía de ti y siempre acababas volviendo para hacerme reflexionar un poco más, o por contra, para que no pensara y fuera más visceral.

Sí, mi querido EGO, te odio tanto como te quiero, y te adoro tanto como me gustaría perderte de vista. No puedo entender la vida sin la dualidad que produces en mi cabeza. Según como tu estés me haces actuar en consecuencia. Por eso te quiero, porque cuando hemos trabajado juntos hemos logrado ser insuperables, inquebrantables; escalado las colinas más tempestuosas y haber descendido a los valles más hondos sin miedo y siempre con éxito.

Y te odio, te odio por muchas razones. Has logrado hundirme en las más aciagas ciénagas, en mil pantanos y arenas movedizas. Me has limitado, y todo ¿porqué? No puedo hacerte siempre caso, en cambio tu siempre deberías estar a mi lado, como el reflejo en un espejo o en un estanque en reposo; siempre a mi lado, aunque todo vaya mal juntos hasta el final.

Me gustaría matarte, pero sé de sobras que sin ti muero. Estoy encadenado a ti para el resto de mi vida, y es por eso que te odio... y te quiero tanto como te odio porqué sin ti no soy nada, mi odiado EGO.

Oraculum

Mi oráculo particular

En la antigua Grecia, los Oráculos se utilizaban para brindar respuestas a grandes preguntas que la inteligencia humana no estaba preparada para asumir. Para predecir el futuro y para solventar las dudas sobre la existencia de las personas, de manera mitologica e incluso divina. Yo no doy respuestas ni mucho menos soy divino, simplemente, como hacía el Oráculo voy a dar mi particular visión de todo lo que suceda y a mi me parezca importante, es decir, voy a ser subjetivo en toda la magnitud de la palabra.

Esta primera entrada será un reflejo muy particular de mi estado de ánimo ahora mismo. Será el reflejo de mi ser interior proyectado por el espejo del Oráculo y cuyo reflejo no aspiro a que guste o disguste, simplemente será eso, mi reflejo.

Cuando sustentas tu propia realidad en arenas movedizas, y más si es sin saberlo, siempre corres el riesgo que los cimientos de la estructura de tu vida se puedan caer y obligarte a volver a empezar. Y para dar comienzo a esta nueva etapa, he optado por hacer caso a quien me decía que escribiera aquí y empezar a contar la realidad pasada por la coctelera de mi cerebro y esperando a que de un combinado dulce, aunque con un sabor ácido al retropaladar.

Como iba diciendo, las arenas movedizas han acabado por engullir una edificación de seis meses de la cual lo único que ha quedado son las experiencias acumuladas y, que no es poco, las personas que me ayudaron a subir ese edificio. Ellos me han enseñado la fuerza del equipo, cuando yo he sido toda mi vida una persona extremadamente individualista. ¿Un botón? Jugaba de portero, el más individualista de todos los jugadores de los deportes de equipo.

Dicho esto, el letargo de la individualidad me llevó durante mis 26 años a pensar que sólo dependía de mi, hacer cualquier cosa. Y al fin y al cabo, para crecer, para construir y para levantar los grandes monumentos. Así que cierro esta primera intervención la cerraré para hablar de mis primeras conclusiones.

Y concluyo diciendo que para construir cualquier cosa, es imprescindible que haya un buen arquitecto, pero sólo con él, las construcciones no pasarían del papel. Sólo con él, la construcción no existiría. Sin su equipo, él sería exactamente lo mismo que un pintor, que un escultor... Un creador de belleza sin opción de funcionalidad, que no es poco. Pero la belleza sin utilidad es únicamente para adornar.

Amigos, amigas, abrimos el blog.