domingo, 18 de septiembre de 2011

Sí, quiero ser periodista

Hubo una época, no excesivamente remota pues la profesión es relativamente nueva, en la que hablar de periodismo era hablar de personas con un cierto e importante bagaje cultural; personas respetadas y generalmente admiradas por su talento a la hora de comunicar ya fuese por cualquiera de los medios de los que disponía la época: escrito, oral o visual. Grandes nombres como Lluís Permanyer, Jospeh Pulitzer,  Oriana Falacci, Carles Francino, Santiago Segurola, Carmen de Burgos, Matías Prats, Ramón Besa, Antoni Bassas, Joaquim Maria Puyal, Ana Pastor...figuran en el imaginario popular como personas de prestigio. Y lo eran, ciertamente lo eran (o lo son, puesto que muchos siguen en activo). 

Esta introducción no me hace otra cosa que recordar las palabras de uno de los mejores profesores que he tenido desde que piso las facultades, y ya van unos cuantos años. Joan Manuel Tresseres, en la primera clase que impartía tras sus años como Conseller de Cultura nos dijo textualmente: "sois la creme de la creme de la futura intelectualidad de este país". Y puede ser que los futuros periodistas lo seamos, o mejor dicho deberíamos serlo o intentarlo para, al menos, podernos acercar a los grandes nombres de arriba.

Sin embargo algo ha cambiado. Ser periodista ya no implica prestigio, según como se mire es al contrario un hecho peyorativo. La sobrecomercialización de los medios de comunicación ha destruido el oficio y la profesión de periodista en favor del showman sensacionalista. Primero fueron presentadores guapos y con facilidad de palabra, luego fueron personajes polémicos y en la actualidad cualquier paleto del tres al cuatro tiene su espacio en los medios de comunicación si logra crear cierta audiencia o traer lectores subasteros que se venden al mejor postor, más allá de lo que diga. 

La sociedad actual se ha convertido en la sociedad de los impactos, sean del tipo que sean, en lugar de la sociedad de la información que muchos expertos la quieren denominar. ¿Por qué? Por muchas razones... tal vez nos guste vivir en la ignorancia, puede que cuando utilizamos un medio de comunicación no queramos saber que pasa si no distraernos con la primera tontería que haya... La realidad es que cada vez hay menos periodistas en los medios de comunicación y la calidad de éstos cae en picado.

¿La crisis de la prensa escrita? Cualquier periódico de hoy en día es más conocido por las firmas no periodísticas que articulan que por los propios periodistas, que son su auténtico motor. Tal vez y repito tal vez, parte de la crisis haya que buscarla en la pérdida de calidad estructurada en el panfletismo de muchos periódicos antaño de prestigio y que se lleva al extremo en la prensa política y deportiva. 

Ciertamente, en una sociedad que vende la desinformación, el griterío, el amarillismo y el "yo la tengo más grande que tú" querer ser periodista suena, como mínimo, a utopía. Y cuando hablo de periodista, hablo de PERIODISTA, como los citados más arriba.

Aún así, de vez en cuando, algún oasis en el desierto demuestra que otro futuro es posible y que si deseas algo con todas tus fuerzas, todo el Universo conspira para que lo puedas llevar a cabo (Paulo Coelho, El Alquimista). Es por todo eso que quiero creer que podemos ser como los de arriba y es por eso que pese al desprestigio abrumador que traen a la profesión futuros colegas (futuros pues no soy licenciado) que han vendido su ética y deontología por un puñado de euros digo bien alto y bien claro:

SÍ, QUIERO SER PERIODISTA