martes, 19 de abril de 2011

Perseverancia

Perseverancia: Seguir un plan de acción preestablecido a pesar de los problemas, las dificultades, o el desánimo colectivo.

Creo que nunca me había detenido en esta definición hasta el día de hoy. Cuando te embarcas en cualquier proyecto, el positivismo que te transmite el nuevo camino siempre logra minimizar los impactos negativos de los tropiezos. Hablando en términos marítimos, el casco siempre es capaz de resistir los cañonazos recibidos des de naves ajenas e incluso devolverlos con fuerza renovada.

Pero, ¿Qué ocurre cuando decides no devolver los disparos? Ahí es donde entra la perseverancia. Girando un poco la tortilla, vendría a ser una teoría algo inversa a la Ley de Murphy; aquella que dice que si todo puede salir mal acaba saliendo peor.

Llegados a este punto, en que decides avanzar recibiendo tortazos sin tener la intención de devolverlos, te preguntas ¿hasta cuando? Y en este caso la respuesta es obvia: Hasta el infinito y más allá (que diría Buzzlight).

Puedo decir que he llegado a ese punto, ese grado de locura capaz de encajar sin responder, de poner la otra mejilla y la misma sonrisa o dicho de otro modo, de perseverar en el intento de mis sueños más terrenales que me llevan, recogiendo parte del texto anterior, a una serie de puntos de ruptura que estoy encantado de jugar.

Recogiendo el testimonio de uno de los grandes, Oscar Wilde, que decía algo así como “quien te quiere es esa persona que comprende tu pasado y cree en tu futuro”, debo decir que las decisiones tomadas en un pasado me han llevado a esta encrucijada, cuyo camino escogido es de un incierto futuro más el riesgo que entraña solo es comparable a la satisfacción de recorrer tal senda desconocida.

Es por eso que, pase lo que pase, he decidido ser perseverante con un plan de acción fijado desde la calma y la racionalidad, pero pensando en los momentos de alta tensión y emoción, pues como me gusta decir las antitesis acaban siendo las dos caras de la misma moneda que supone ser uno mismo.

Para cambiar el futuro hay que aprender del pasado y aplicarlo en el presente. Hay que saber por que se luchó ayer, para ganar hoy y ser mejor mañana ya que no puedes saber a donde vas sin saber de donde vienes.

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