martes, 25 de octubre de 2011

Un gobierno para dirigirlos a todos; 27 presidentes para una unión

No deja de ser curioso que la historia de la Unión Europea es la historia de la vieja Europa. Pasando por todas las denominaciones que ha pasado no deja de ser un objeto (forma jurídica, entidad política, llámenla X) perfectamente pensado para el beneficio de unos pocos y la supresión de otros muchos. Digamos que, para hacerlo simple, los creadores de la CEE en su momento buscaron un mercado libre para colocar su exceso de producto; ese mercado se convirtió en comunidad y ésa en una broma de Unión política de pandereta, con dualidad de presidentes "electos" y 27 `presidentes inferiores que no dejan de ser quienes dirigen.

Por partes, como decía aquel mítico asesino inglés de hace un par de siglos. El núcleo de la dicha unión y la voz cantante, como se está viendo en estas negociaciones que dan vergüenza ajena, son Alemania y Francia. Curiosamente los dos estados más potentes del Viejo Continente, las dos naciones que en distintas formulaciones históricas (Sacro Imperio Germánico, Francos, Carolingios, Prusianos) han estado presente en todas las fiestas (si se me permite la ironía) que ha vivido la madre Europa. Nadie más que ellos mejoraron su competitividad internacional con el €uro; ningún estado tuvo un mercado más amplio (y digo ninguno pues no había en suelo clásico unidad de producción tan grande como los dos estados factoría) sin ningún tipo de impuesto de entrada de sus productos.

Resumiendo, para no alargarme, no veo razones para que Sarkozy y Merkel debiliten esta alianza anti natura (según nos ha marcado la historia del suelo que pisamos) que les da a sus respectivos países unos réditos económicos y una competitividad en el mercado común que sin la unión no existiría.

Sin embargo, sus antecesores cometieron un error de bulto, pues en este proyecto de Unión que cada vez que se juntan se muestra más desavenida, el crecimiento exponencial de los países a los que colocar excedente de producto sin impuestos ha provocado también un aumento en el número de presidentes que tienen derecho a decidir y vetar decisiones.  Como reza el título, 27 presidentes para gobernar una unión. Como decían las abuelas, no pueden haber dos gallos en el mismo corral, mucho menos en tal solemne cantidad, dejando a la altura del betún a los presidentes de organismos europeos que figuran, cobran, pero ni deciden ni mucho menos gobiernan. Pues la unión de la unión se caracteriza por la desunión de las políticas donde cada estado (con miles de años de tradición) dice y hace la suya.

Mientras tanto, federaciones clásicas se ríen de estos espectáculos. Que si ahora estoy en el €uro, ahora me salgo de la unión, ahora propongo un referéndum para marcharme... ¿Se imaginan un día que Obama tuviera que negociar todo lo que hace con los Gobernadores de los estados que le han cedido las competencias por un fin común? ¿O como si Gobernator se levanta un día y le veta la política exterior a Bush? ¿O Hawai diciendo que se separa de la Unión?

Tantas guerras, tanta miseria y en Europa aún no hemos aprendido nada; en decisiones importantes seguimos siendo los bufones del Mundo. Ya saben, Unión Europea, el lugar donde nadie puede dar lecciones a nadie; el paradigma de estar desunidamente unidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario