viernes, 17 de febrero de 2012

Hoy, mañana y siempre

Toda decisión tomada en esta vida, o en cualquier otra supongo, siempre lleva implícita una contraindicación. En términos económicos vendría siendo el coste de oportunidad, aquello que dejas de hacer por otra cosa.

Ese, precisamente, es el riesgo que entrañan los sueños. El principal riesgo de soñar es tener pesadillas; aquello que hace que lo idílico y lo bucólico de nuestros deseos se acabe convirtiendo en ciénagas y tinieblas. Sin embargo son riesgos de aquellos que uno puede asumir, porqué al fin y al cabo, una vida sin sueño es como un café descafeinado: entre bien, te deja un buen sabor pero te acabas durmiendo igual.

Decían en una de aquellas películas americanas de sobremesa algo así como “puede que el amor no sea el motor del mundo, pero hace que el viaje valga la pena”. Lo mismo pasa con los sueños, pueden no ser lo más importante de esta vida pero, sin ellos, la existencia carece de sentido. Un sueño, una aspiración, un deseo o simplemente una meta que te obliga a luchar.

Es ahí en donde entra las decisiones de cada uno, en intentar lograr una vida plana y tranquila, con altas dosis de café descafeinado o si, por el contrario, pretendes arriesgarte a soñar con los ojos abiertos, tomándote un intenso café de tostado aroma, cuerpo embriagador y efectos desconocidos.

Porqué hoy, mañana y siempre en el riesgo de soñar están las pesadillas, pero en los beneficios de deseos logrados reside la felicidad superlativa alcanzada humanamente.

Yo ya tengo entre mis manos la taza de café, Tarrazú-Costa Rica, ¿y tú?

1 comentario:

  1. Me pido tres "intensos cafés de tostado aroma, cuerpo embriagador y efectos desconocidos".

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